En la versión electrónica de Radio Cooperativa es posible leer hoy: Suprema pidió "un poquito de paciencia" ante crisis de Tribunales de la Familia. A continuación la bajada señala: El timonel del máximo tribunal, Enrique Tapia, señaló que el Poder Judicial trabaja para superar el exceso de causas, pero recalcó que "no todo depende de nosotros".
No suena nada de bien estar pidiendo un poco de paciencia en estos casos. Parece que se olvida de que se apela a personas que tienen la vida bastante complicada, si es que acaso no están atravesando por una de sus peores crisis. Se pide paciencia a mujeres golpeadas, a parejas que ya no se soportan unos a otros, a padres a quienes se les impide ver a sus hijos en un régimen de visitas de fin de semana, a padres que no quieren o que no pueden pagar la pensión alimenticia. En medio de todos esos dolorosos casos, niños en proceso de formación… ¿A ellos también se les está pidiendo un poco de paciencia?
La Reforma al Poder Judicial ha sido uno de los ejes del Plan de Modernización del Estado impulsado por la actual administración. Los otros ejes son las reformas al Sistema Tributario, de la Salud, de la Educación y del Registro Civil e Identificación. Y no hay que olvidar la beneficiosa reforma de las Fuerzas Armadas. Diseñados todos ellos pensando en el posicionamiento de un país moderno y con su economía abierta al mundo. Hasta ahora las únicas que no ha presentado algún tipo de resistencia por parte de sus integrantes han sido la del Poder Judicial y la de las Fuerzas Armadas.
La crisis de los Tribunales de Familia pone de manifiesto que algo no va bien con nuestra modernidad. A primera vista se ha creado un cuerpo legal que agiliza las causas de Familia –antiguo sistema de Juzgado de Menores-; si es por evitar más angustia y malos ratos, bien por eso. Pero han sido insuficientes los recursos económicos, tecnológicos y humanos, dispuestos para que el nuevo orden jurídico sea operativo y cumpla con su espíritu y función. A poco andar de los Juzgados de Familia ya hay listas de espera y una sobrecarga de trabajo de sus funcionarios que los obliga a llevarse trabajo para la casa para poder cumplir con la cobertura y metas que se les exige.
A la espera de resolver esta nueva inoperancia del aparato del Estado se despliegan miles de dramas familiares. El sistema está sobrecargado de demanda. Algo no va bien con la calidad de vida de los chilenos y con los ambientes familiares en los que nuestros niños están creciendo. De paso se pone en evidencia nuestro atraso cultural cuando tenemos que apelar a otro para resolver los sinsabores que nos afectan a nosotros, cuando hemos perdido capacidad de diálogo en la base de nuestra sociedad.
1 comentario:
Interesante tema, buen blog KALKU, publica mas seguido... Un abrazo.
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