Los sectores conservadores de nuestro país han rechazado de plano la idea de distribuir gratuitamente en consultorios la llamada “píldora del día después” a jóvenes embarazadas mayores de 14 años. Pero no tienen ninguna dificultad para establecer la misma edad como con discernimiento para enviarte a la carcel.
La Iglesia Católica en su permanente empeño hegemonizante nos señala con voz lastimera que se atenta contra la familia… ¿Cuál? ¿De quien? ¿La que vive dónde?... Eso no queda muy claro.
Por su parte los partidos de centro derecha y de extrema derecha reclaman el que los electores no han sido consultados; es decir “nadie preguntó a los padres”. Al mismo tiempo se insiste en lecturas teóricas y respetables investigaciones científicas, sobre las cualidades abortivas de la píldora del día después. Claro que se tiene el cuidado de no citar autores… Tal vez por lo mismo en medio del vértigo neo-conservador ha habido quien ha llegado a afirmar que la bendita píldora es cancerígena.
En este punto, bien podemos asumir la verdad de que nuevamente los sectores gobernantes se han farreado la oportunidad de celebrar un debate nacional sobre temas valóricos. Pero bueno, no es novedad en una sociedad desafortunadamente acostumbrada a hacerse la lesa con las escapadas de su clase política.
En lo personal lo que me incomoda de toda esta cuestión es que hace unos meses atrás los mismos actores políticos no tuvieron ninguna dificultad para legislar en orden a que la edad mínima de discernimiento para cometer un delito es los catorce años de edad. ¡Qué casualidad! Me parece recordar que era por las mismas fechas en que irrumpía en la escena nacional el movimiento secundario y era urgente criminalizar las demandas del sector.
El sentido de la oportunidad de los políticos de cuello y corbata...
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