sábado, noviembre 12, 2005

11 de noviembre en Panguipulli


Ayer viernes 11 se dio inicio oficial y legalmente al período de campaña por las elecciones presidenciales y parlamentarias. No tengo idea que habrán dicho los medios al respecto. Entre el terreno que realizo en estos días en Panguipulli y el viaje de regreso a mi casa por algunas horas para estar con mi esposa, no he tenido tiempo de revisar las páginas de los medios en Internet –mencioné alguna vez que en mi casa nos hemos negado a comprar un televisor (¿?)-.

En todo caso el lanzamiento de campaña de Piñera -empresario de la compra venta de empresas estatales con tufillo de derecha liberal-, fue en una de las plazas de Panguipulli. Algo de eso vi. Pensé en aprovechar de tomar unas fotos; pensé que a los compas de La SurDA les podían servir en algún momento, pero al final desistí. Estaba demasiado cansado. Venía de vuelta de una larga entrevista y sesión de fotografías en la casa de doña Sonia Rapiman.

Ella no sabe nada de los candidatos. O a lo menos nada dijo, porque nada le pregunté. No era el tema. Ella sabe de la cerámica mapuche. Ella sabe que no son cacharros de greda, son metahues. Ella sabe de las técnicas de los antiguos. Ella sabe de los símbolos y significados que hay detrás de las formas. Ella sabe que es su deber dar también a la tierra tal como ella recibe de ella: por eso hace una pequeña rogativa cada vez que recoge algo de arcilla para preparar greda; por eso es que dentro de su pequeño terreno de menos de una hectárea de extensión hay un circulo cuidadosamente cultivado de árboles nativos; por eso es que para ella cultivar la huerta familiar es parte del trafquin (trueque) que establece con la tierra.

A dos cuadras de distancia distorsionado por el eco y la reverberancia de los parlantes, algo se le escuchó a Piñera decir sobre las pensiones, sobre la clase media y la delincuencia. Todo a costa de aumentar los subsidios del Estado sobre los grandes capitales financieros. A eso ellos le llaman economía de libre mercado.

Mientras caminaba hacia la casa de la Marcela, mientras a cada paso la voz de Piñera se apagaba afortunadamente... Dejé dos reflexiones reposando en la esquina de Freire. Una es sentir que la puesta por la frontera va en serio; agua, energía y recursos madereros a granel para los muñecos del diablo. La segunda es percibir cuanto avanza el proyecto de la derecha en nuestro país.

Mal que mal el territorio de Panguipulli es referencial en la historia de la izquierda chilena. Por el complejo maderero forestal y por la guerrilla del ’81.Y aquí tenemos un signo de la derrota que señalan los surdos. Piñera puede no salir electo, y qué si lo sea, nadie lo priva del placer de evangelizar sobre el futuro esplendor neoliberal en plena plaza de Panguipulli. Total la obra que propone no recaerá en sus manos, sino en las del senador de los megaproyectos, el mismo que no tuvo asco en arruinar el Alto Bio Bio ni tuvo asco en arrojar una planta de celulosa en los patios de la gente humilde de la Provincia de Valdivia. De seguro tampoco tendrá asco en instalar cuatro centrales hidroeléctricas sobre una falla geológica de 1.400 kilómetros de extensión. Flor de candidatos.

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